CHIBOK, Nigeria (CNN) — Viajar de día por el estado de Borno es una experiencia estresante y osada. Para algunas personas, cuando cae la noche en esta parte del noreste de Nigeria llega el verdadero miedo junto con la amenaza de la aparente omnipresencia de Boko Haram.
Este estado ha sido trampolín para la oleada de ataques con bombas, secuestros y asesinatos que este grupo rebelde islamista excepcionalmente violento ha perpetrado. Su nombre significa "la educación occidental es pecado" en hausa, el idioma local.
Pero este brutal movimiento insurgente llamó la atención del mundo apenas hace poco, cuando secuestraron a cientos de estudiantes a punta de pistola del internado en el que dormían. La aterradora y audaz naturaleza de esta redada a media noche, bajo una lluvia de balas y explosiones, resonó más allá de las fronteras de Nigeria.
Cuando un equipo de CNN hizo el peligroso viaje hacia Chibok, casi un mes después del secuestro de las niñas, descubrieron que el ataque había dejado una huella indeleble en esta comunidad. Los habitantes dijeron que temen la caída de la noche, que es cuando se sienten más vulnerables, más abandonados por el mundo exterior.
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